Tras el revés de Milei, la CGT refuerza su oposición a la reforma laboral y parte del sindicalismo se alinea con Axel Kicillof

Con un Presidente debilitado tras el último revés electoral, los sindicatos buscan recuperar espacio en la agenda política mientras debaten quién asumirá la nueva conducción de la CGT. No descartan más enfrentamientos con el Gobierno si insiste en avanzar con sus medidas.

La diferencia de 13 puntos entre Fuerza Patria (FP) y La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires sacudió al escenario político. La derrota dejó a Javier Milei con menos margen de acción y fortaleció a sus opositores. En ese marco, los gremios interpretan que llegó el momento de retomar protagonismo, algo que había quedado en pausa desde el paro general de abril impulsado por la CGT.

Según plantearon a Ámbito, distintos sectores de la central obrera coinciden en que los resultados reflejan un rechazo a las políticas oficiales, lo que reduce las chances de que prospere una nueva reforma laboral. “Hoy queda en segundo plano”, sostienen en la CGT, aunque los sectores más duros advierten que habrá resistencia si Milei insiste con imponer un techo salarial del 1% mensual o con cambios en los derechos laborales.

Tanto dirigentes dialoguistas como críticos coinciden en que la sociedad expresó su rechazo al ajuste del Gobierno. Jorge Sola, referente del gremio de Seguros y candidato a encabezar la central a partir de noviembre, aseguró que la victoria de Fuerza Patria “respalda las advertencias que venimos señalando desde hace tiempo”. Para él, ahora es el Presidente quien debe “tomar nota de los errores”.

Desde una posición más dura, Abel Furlán, líder de la UOM, sostuvo que “la gran mayoría rechaza un plan que profundiza la pobreza y desprotege a jubilados, estudiantes y personas con discapacidad”. En la misma línea, Juan Carlos Schmid (Dragado y CATT) opinó que el voto también fue consecuencia del “agotamiento social y económico generado por el ajuste”.

En la CGT creen que Milei carece de fuerza política para imponer una reforma laboral que implique pérdida de derechos. Sin embargo, el propio Presidente aseguró que profundizará sus políticas, lo que abre la posibilidad de que intente avanzar incluso por decreto. Schmid, con experiencia en la conducción de la CGT durante el macrismo, advirtió que ese escenario abriría un “horizonte de conflicto”.

Axel Kicillof, la figura que gana terreno

Tras la elección, en el búnker de Fuerza Patria se escuchó el cántico “es para Axel la conducción”. En el escenario estuvieron dirigentes sindicales de peso como Héctor Daer (Sanidad), Cristian Jerónimo (vidrios) y Maia Volcovinsky (judiciales), quienes aprovecharon el festejo para fotografiarse junto al gobernador bonaerense.

Esa postal es leída como un gesto del sector mayoritario de la CGT, alineado con “Los Gordos” y aliados, que desde hace tiempo apuestan por renovar el liderazgo del peronismo más allá del cristinismo. Lo hicieron con Alberto Fernández en 2019 y hoy ven a Kicillof como un posible referente de cara a 2027.

“La mayoría de los gremios respaldó a Kicillof, que ganó con amplitud y se consolidó dentro del peronismo”, destacó un dirigente de la CGT a Ámbito. Esa mirada también la comparte Sola, quien considera que el gobernador “asumió protagonismo en la construcción de un peronismo opositor con un proyecto nacional y popular”. Incluso Schmid lo reconoce como figura clave, aunque le advierte que no se deje seducir por el poder: “El poder es efímero, siempre tiene un límite”.

Algunos sindicatos, en cambio, todavía mantienen como referencia a Cristina Kirchner y prefieren esperar a las elecciones de octubre antes de pensar en 2027. Para ellos, aún faltan dos años, “una eternidad en la política argentina”.

La interna por el futuro de la CGT

En medio de la efervescencia política también se define el futuro de la CGT, que renovará autoridades en noviembre. Mientras se debate si lo más conveniente es un triunvirato o una conducción unificada, el eje de la discusión pasa por la estrategia frente al Gobierno en los próximos dos años.

“La CGT va a encarar la elección fortalecida y con unidad, porque el Gobierno ya no representa la misma amenaza con medidas antisindicales”, señalaron desde un gremio influyente de la central.

Sin embargo, no todos comparten esa visión optimista. Furlán anticipa meses difíciles y reclama que la CGT asuma un rol claramente opositor, con una convocatoria amplia y federal. Para otros, como Sola, la nueva CGT debe trascender la coyuntura y proyectarse hacia el 2027, manteniendo la presión gremial pero también generando diálogos estratégicos con el capital productivo.

La elección de la CGT tendrá lugar pocos días después de las elecciones nacionales del 26 de octubre, que funcionarán como un plebiscito sobre la gestión de Milei. Los resultados de esa jornada seguramente terminarán de moldear la nueva conducción de la central. Lo cierto es que, tras ambos comicios, se abrirá una nueva etapa política en el país.